Mi primer día en NIDO

Mi primer día en NIDO

Noto a mamá estos días especialmente nerviosa y a cada rato me da achuchones muy fuertes mientras observo que se le cae una lagrimita por la mejilla. Papá cuando llega también me abraza mucho, no sé qué será, pero algo pasa.

Hoy mamá se pone guapísima, dice que tiene que volver a ir a su oficina mientras me cambia y me peina. Todo el rato me sonríe dulcemente, pero parece algo triste, aunque en el coche cantamos como siempre.

Aparca y coge la mochila, respira fuertemente mientras me sujeta y entramos en una enorme casa. Mamá se queda en la puerta y unas personas muy amables -vestidas de amarillo chillón- me llevan de la mano para dentro, mientras apenas puedo ver como ella se aleja.

Me presentan a gente de mi estatura y hago muchos amigos, porque con gestos enseguida me entienden. Y… ¡madre mía!: corremos por el jardín, amasamos con harina, recogemos frutas del huerto, contamos hortalizas de verdad -de las que se pueden comer-, pintamos en una pizarra gigante … Ahhh, creía que no había nada comparable a desordenar los cajones de mis juguetes en casa o a una tarde en el parque, pero me equivocaba.

Con la carita lavada y muy bien oliente, veo que recogen mi mochila otra vez, ¿toca irse ya? No sé cuánto tiempo habrá pasado, pero a mí se me ha hecho cortísimo, y no quiero irme, creo que voy a llorar, pero, aunque me esfuerzo estoy tan cansado que no puedo.

Pero, ¿qué veo? ¡¡si es mamá que me está esperando!! Voy a sonreírla para que vea lo bien que he estado aquí, no me gusta nada verla como estaba estos días. Ella también me sonríe, está contentísima de verme, ¡seguro que esta noche toca un cuento genial!

Recién bañado, y cenado, me acuestan y me siento como un auténtico Rey. ¡Ooooaaaauuuuhh! Solo espero que mañana sea tan estupendo como hoy.

– Buenas noches Papi, buenas noche Mami, buenas noches NIDO. ZZZzzz

 

 

El trabajo del logopeda en Atención Temprana

El trabajo del logopeda en Atención Temprana

Los logopedas somos considerados profesionales sanitarios según la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias. Somos los encargados de prevenir, evaluar, diagnosticar y tratar alteraciones de la comunicación, lenguaje, voz, habla, deglución y audición a lo largo de todo el ciclo vital de una persona.

 

En el actual artículo nos centraremos exclusivamente en el papel del logopeda en la etapa de la Atención Temprana. Ésta se define como:

“Conjunto de intervenciones dirigidas a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entrono, que tienen por objeto dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastorno en su desarrollo o que tienen riesgo de padecerlos. Estas intervenciones, que deben considerar la globalidad del niño, han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar o transdisciplinar”.

 

Esta visión de intervención se aplica a los niños susceptibles con causa de riesgo biológico, ambiental o producido por una discapacidad en su desarrollo o trastorno específico, desde el nacimiento hasta el inicio de su escolaridad en la etapa obligatoria. Para ello, la Atención Temprana suele asociarse o completarse con otras disciplinas y, de este modo, poder apoyar el trabajo rehabilitador de ámbitos psicológicos, logopédicos, fisioterapéuticos, etc. que concurren en los servicios proporcionados en los Centros de Desarrollo Infantil y Atención Temprana (CDIAT).

Teniendo claro esto, no es de extrañar que la figura del logopeda sea importantísima, ya que el desarrollo del lenguaje da lugar a lo largo de todo este periodo. Este lenguaje es el que nos facilita la tarea de comunicarnos y gracias a él llevamos a cabo el aprendizaje del medio que nos rodea.

En las primeras etapas del desarrollo, el trabajo logopédico se centra en realizar una estimulación. Es decir, el logopeda se encarga de trabajar a nivel de los prerrequisitos, ya que son los aspectos básicos que se deben dominar para poder aprender el lenguaje. Cuando no existe ninguna alteración, estos aspectos se adquieren de forma espontánea en el niño en sus primeros años de vida:

  • Respetar turnos
  • Atención conjunta
  • Contacto ocular
  • Imitación vocal: onomatopeyas
  • Imitación de gestos comunicativos básicos
  • Imitación de acciones con objetos
  • Seguimiento de instrucciones simples
  • Expresiones faciales
  • Responder a preguntas cerradas (si/no)

 

A partir de los 3 años, se trabaja en función de los siguientes niveles de análisis del lenguaje:

Nivel fonológico y del habla:

  • Pronunciación
  • Discriminación fonológica
  • Ritmo
  • Prosodia
  • Fluidez

Nivel léxico- semántico:

  • Formación de palabras
  • Relaciones léxicas
  • Vocabulario, tanto comprensivo como expresivo

Nivel morfo-sintáctico:

  • Longitud de los enunciados
  • Construcción de frases
  • Coordinación de elementos
  • Comprensión de oraciones

Nivel Pragmático:

  • Intencionalidad
  • Discurso pragmático
  • Usos sociales
  • Comunicación no verbal

 

Otro aspecto del que se ocupa el logopeda en el ámbito de la Atención Temprana es de las alteraciones en la alimentación y/o deglución, ya sea de forma aislada o en conjunto con lo mencionado anteriormente. Se realiza mediante la Terapia Miofuncional, la cual abarca el conjunto de procedimientos, estrategias y técnicas de evaluación para el tratamiento preventivo y rehabilitador, cuyo objetivo es evitar o corregir desequilibrios orofaciales mediante ejercicios de:

  • Respiración
  • Masticación
  • Deglución
  • Labios
  • Maseteros
  • ATM
  • Paladar
  • Lengua

 

 

 

Actualmente, según la Consellería de Bienestar Social, la ratio mínima de personal de logopedia para una plantilla de 35 niños es de 0.5 logopeda…  Sin duda alguna es una cifra ridícula para el papel tan importante que desempeñamos en el ámbito de la Atención Temprana.

 

Aitana Cortés Ruíz

Logopeda Nº Col. 46949

 

Fuentes de Información:

 

Grupo de Atención Temprana (2000). «Libro Blanco de la Atención Temprana». Madrid: Real Patronato de prevención y de atención a personas con minusvalía.

Adoración, J. Monfort, M. (1993). «El niño que habla. El Lenguaje Oral en el Preescolar». Ciencias de la Educación Preescolar y Especial. Madrid: CEPE

Martínez, C. (curso 2014/2015). «Intervención Logopédica Hospitalaria». Universidad de Murcia.

ORDEN de 21 de septiembre de 2001, de la Consellería de Bienestar Social, por la que se regulan las condiciones y requisitos de funcionamiento de los Centros de Estimulación Precoz. [2001/9607] (DOGV núm. 4106 de 15.10.2001). Ref. Base de Datos 4119/2001.

Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de Ordenación de los Profesiones Sanitarios.

 

Comienza la escuela: una nueva aventura

Comienza la escuela: una nueva aventura

 

Terminan las vacaciones y para algunos padres a parte de volver al trabajo, a la rutina y a los horarios, se inicia una nueva etapa, una etapa que quizá sea uno de los pasos más importantes en su aventura de ser padres. Cuando un peque comienza su vida escolar en una Escuela Infantil, es un nuevo paso que damos en su desarrollo, nos adaptamos a un nuevo camino por recorrer que afecta a toda la familia y para el que debemos estar preparados.

 

La incorporación del niño en la escuela infantil supone para él un importante cambio, es un mundo nuevo por descubrir. El niño sale del entorno familiar, un medio seguro, conocido, en el que es el principal protagonista, donde ocupa un papel determinado, con una forma de comunicarse, y todo esto va a modificarse: llega a un espacio nuevo, en el que se amplía su mundo de relaciones, aparecen nuevos adultos y nuevos niños con los que va a tener que relacionarse, convivir y compartir. Entra en contacto con un nuevo ritmo de aprendizaje.

 

Al incorporarse a la Escuela el niño experimenta cambios en todas las áreas de su desarrollo: higiene, hábitos de sueño y alimentación, juegos, rutinas, … Al inicio las rutinas, les marcan y les ayudan en su organización, es su forma de estructurar el tiempo y sentirse seguros. Cambian la forma de relacionarse con sus iguales y con los adultos. Por ello en la Escuela, siempre se le va hablando y explicando cada cambio que se realiza de actividad, si es la hora del jardín se le muestra donde está y que es lo que hacemos, si vamos a comer donde está el comedor, etc. Ellos tienen que saber que va a suceder, todo es nuevo y desconocido para él y tenemos que ser conscientes que cada niño necesita un tiempo que le permita asimilar el cambio que supone la entrada en la Escuela.

Son muchas las implicaciones que tiene este periodo en la vida del niño. Tiene que: aceptar el nuevo espacio y ser capaz de moverse libremente en él, explorar el nuevo material, adaptarse a las rutinas, comprender y recordar las normas de convivencia y las pautas que la profesora va estableciendo, establecer vínculos de afectividad con sus profesoras y los demás niños, admitir progresivamente la separación de sus padres e interiorizar que no pasa nada, está disfrutando y aprendiendo, y al terminar vuelve a su entorno familiar.

 

Por todo ello, el papel de la Familia es muy importante en este proceso. Para nosotros como profesionales, el cariño, la comprensión y la comunicación afectiva son el primer objetivo en nuestro proceso de enseñanza-aprendizaje. Debemos darnos cuenta que hasta el momento el niño solo ha tenido los referentes familiares y los padres ejercen una gran influencia en sus temores, sus expectativas, sus inseguridades, y debemos ayudarle al máximo.

 

Todo lo que nosotros sentimos ante este nuevo cambio en la vida de nuestro hijo (la inseguridad, el sentimiento de culpa, el miedo,..) son sentimientos normales que nos atormentan pero que nunca debemos exteriorizar delante del niño para no hacerle daño. Por supuesto que son sentimientos normales y muy habituales. A partir de aquí iniciamos una nueva aventura en la que iremos identificando lo que es mejor para nuestro hijo.

«Según como vivan los padres la separación, la respuesta del niño será de una u otra forma»

 

Partiendo de la importancia de identificar que cada niño es único y reacciona de distinta manera, tendremos en cuenta unas RECOMENDACIONES que facilitarán este periodo:

  • Manifestar una actitud positiva, no mostrar inseguridad, duda o culpabilidad.
  • Hablarle de la Escuela y las actividades que hace en ella.
  • Presentar una imagen tranquila y serena.
  • Transmitir la importancia de ir a la Escuela.
  • Escuchar a los niños cuando salen.
  • Siempre que se pueda compatibilizar con las obligaciones laborales de los padres, es preferible que la incorporación sea progresiva. Así el choque no es tan brusco y asimilan mejor la nueva situación.
  • Es bueno que en este periodo puedan llevarle y recogerle los padres, eso le dará seguridad y se acostumbrará antes al cambio.
  • Evitaremos el chantaje afectivo de “no llores que mamá se va triste”, si lloras no vengo (eso le genera más angustia).
  • Cuando dejemos al niño en el aula es mucho mejor no prolongar las despedidas en exceso, decir adiós con seguridad y alegría.
  • Si el peque está acostumbrado a llevar un objeto de apego que le de seguridad, le dejaremos que se lo lleve.
  • No es un buen momento para introducir más cambios en la vida del niño (quitar pañales, cambio de habitación, …). Será conveniente esperar a que supere el proceso de adaptación.
  • A la hora de recogerle, es muy normal que, aunque el niño haya pasado bien el día, al reencontrarse con los padres llore o muestre indiferencia, es su forma de mostrar su inconformismo. Son algunas manifestaciones que no deben angustiarnos
  • Evitar al recogerle frases como “ay, pobrecito, que le hemos dejado solito”, le confunde.

 

En el periodo de adaptación es muy normal que existan retrocesos o conductas de rechazo. Hay niños que pueden tener alteraciones de sueño, de alimentación, … surgen los celos de los otros hermanos, o pueden tener comportamientos diferentes.

Debemos saber que estas son manifestaciones normales de este periodo y que si lo entendemos de una forma natural estaremos ayudando al niño en la resolución de este proceso cuanto antes.

Para todo ello va a necesitar que le ofrezcamos una gran comprensión y ayuda y que comprendamos que no hay recetas mágicas, que cada niño tiene un ritmo de adaptación personal y que no debemos desesperarnos, hay que respetar. En poco tiempo veremos lo bien que se adapta.

 

 

Es muy importante, confiar en la Escuela, seguir las pautas que da el Equipo de Profesionales y trabajar a la par Familia-Escuela para que este periodo sea una buena experiencia.

Todos los principios de curso, el equipo de profesores y las aulas están preparadas para hacer este período más fácil a los niños.

«La implicación de los padres en este periodo es una de las actividades de cooperación más importantes por las repercusiones que tiene en el bienestar del niño y su vivencia en la Escuela»

No dudamos que juntos Familia-Escuela, haremos mucho más fácil este periodo.

 

Marisa Artiaga en Escuela Infantil NIDO

Marisa Artiaga García  

Directora pedagógica

El sol y la piel en la infancia

El sol y la piel en la infancia

Es bien conocido que la piel es el órgano que empieza a envejecer desde el nacimiento. Por otro lado está demostrado que el sol tiene efectos positivos para la salud ya que, con 15 minutos de exposición al día, ayuda a fijar el calcio de la alimentación en los huesos.

Hay que tener presente que:

  • Los bebés menores de 6 meses no deben exponerse al sol.
  • Los niños menores de 3 años deberían evitarse su exposición directa, ya que son los más sensibles a los efectos perjudiciales de los rayos solares.
  • Si tienen la piel muy blanca se queman con mucha facilidad.

La exposición solar se debe realizar de forma gradual, para que la piel protegida se vaya adaptando a los rayos solares, con unas limitaciones.

  • Evitar ponerse al sol en las horas centrales del día (de 12 a 17 horas).
  • Evitar exposiciones prolongadas o dormirse al sol.
  • Proteger adecuadamente toda la piel, la cabeza y los ojos con ropa, sombreros o gorros y gafas de sol.
  • Utilizar productos de protección solar adecuados a su edad, tipo de piel y zona del cuerpo en la que se van a aplicar.
  • Aplicar el protector solar unos 30 minutos antes de exponerse al sol y renovarse cada dos horas y después de cada baño.
  • No olvidar que el riesgo de quemaduras solares se incrementa con la altura.

 

Recomendaciones del Dr. Antonio Redondo
www.pediatriasalud.com

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